Tengo que empezar diciendo que a Venecia iba sin ninguna expectativa.
Más bien incluso preparada a decepcionarme, y preguntarme cuál era el escándalo a su alrededor. Nadie me había cantado loas a la ciudad de los canales, como sí lo habian hecho con Florencia, por ejemplo. Y hasta incluso me habian dicho cosas como "Venecia huele".
Cómo explicar entonces el efecto que me causó el primer día en esta ciudad, cuando después de dejar mi equipaje en mi casa en el Sestiere de Santa Croce, me fui directo a la Piazza San Marco, porque me pareció que era un buen lugar para que nos presentáramos, y de paso ver desde ahí la puesta del sol...
Por empezar que ni bien entré en la plaza por el lado del Museo Correr - que está en el extremo enfrentado a la Basílica, y es lo que se llama el "ala napoleónica" de la piazza - cual dibujito animado se me cayó la mandíbula del asombro.
Piazza San Marco |
El conjunto conformado por el Campanile, la Basílica, la Torre del reloj, las dos columnas enfrentadas al canal y el Palazzo Ducale es verdaderamente magnífico.
Y sobre todo, extremadamente climático. Realmente te transporta a la época en la que Venecia era reina en Europa, una de las ciudades más pobladas, ricas, prósperas y majestuosas de entonces. Cuando era totalmente independiente, capital de la República de Venecia (la Serenissima), con gran cantidad de territorios conquistados y lider en comercio. Su posición marítima le facilitaba mucho las cosas.
Pero además, Venecia fue mucho más adelantada en cuanto a política y libre pensamiento. Si bien el "doge" se elegía entre las familias aristocráticas de la ciudad, no era una figura con poder absoluto y estaba sometido a organismos de control y justicia.
Como toda nación que hace sus riquezas del comercio - sobre todo marítimo, lo que implica viajes y exploración - y no de la posesión de la tierra, su mentalidad era más abierta, más en contacto con otros modos y culturas, más enriquecida por el intercambio.
Y me pregunto si algo de esto de aquel entonces, algo de este espíritu más libre y menos tradicionalista en comparación con sus hermanas europeas, aun sigue en la memoria colectiva o inconciente de la ciudad...Tal vez un poco de esto aún habita sus palazzos, sus canales o sus puentes, porque yo sentí para con ella una atracción y una afinidad inmediatas.
Tanto así que solo dos días después de pisarla decidí extender mi estadía porque sabía que no iba a querer dejarla tan pronto.
Ese primer día en Piazza San Marco, el amor fue total cuando el cielo empezó a cambiar de colores detrás de la isla de San Giorgio, al otro lado del canal, mientras se iba poniendo el sol.
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Mi primer encuentro con el Canal Grande, con la puesta del sol. |
Me sentí abrumada, enamorada, emocionada al punto de las lágrimas.
Venecia verdaderamente es "something else".
Mis gracias eternas a ella por estos dias juntas. Me fui sobrepasada de amor.