lunes, 20 de enero de 2020

Día 17 - Dos templos muy distintos: El de Dios y el de Aperol

Supongo que no debe hacer falta que les indique a cuál de esas dos deidades del título le rendiría culto, no?

De todos modos me voy a ocupar de ambos porque, cuestiones de adoración de lado, las catedrales suelen ser edificaciones que me maravillan más allá de su significado católico o religioso. Y el Duomo de Milán se convirtió en mi favorita de las que hasta ahora conocí, al instante de verla.

Si yo me dejara llevar por mis impulsos más pesadamente nerds, este post sería eterno, casi una monografía acerca de esta catedral.
Ya les conté en otro post de mi primer encuentro con ella, pero en este día que les relato hoy, lo que hice fue verla más en detalle: la conocí por dentro, y subí a sus alturas (ah, las alturas, cómo amo las alturas...). Y la verdad es que ese maravillarme a primera vista, se reforzó cuando el Duomo y yo nos conocimos un poco más.

Ese 21 de junio - el día en el que empezaba el verano italiano - llegué temprano a la Piazza del Duomo, y la verdad es que fue un placer encontrarme con ella sin la cantidad de gente que es seguro encontrarse más tarde. Aproveché la oportunidad y le pedí a una china que andaba por ahí si no me sacaba una foto. "¿Que salga toda la catedral?" me preguntó. "Si, por favor" fue mi respuesta...

Aquí el resultado:


Lo que significa "toda la Catedral" para la chiquita que me sacó la foto
😂

En fin, que rato después me encontré con Donatella, una prima segunda de mi mamá, a quien no veía desde hacía años, cuando ella nos visitó en Argentina. Y si bien en este viaje mío no pudimos coincidir en fechas para que yo pasara unos días con ella en Torino, sí logramos encontrarnos en Milán para pasar un rato juntas, conociendo il Duomo.

No voy a contarles mil detalles, pero sí hagamos un pequeño brief sobre este lugar.

La historia de la Catedral de Milán es muy parecida a la de tantas otras en Europa: en el lugar en donde hoy se encuentra esta maravilla arquitectónica, había en los primeros tiempos un templo pagano (tal vez celta, o romano); luego una primera iglesia hecha con poco más que tierra y agua y pegada con moco (chiste, of course, pero se hacen a la idea, no?). Más tarde la primera catedral, tal vez de madera, que se incendia o se viene abajo por el tiempo y el abandono, dando así lugar a plantear una construcción que dure años y años, y que le saque toda duda del poder y la magnificencia de la Iglesia a quien sea que se pare en frente suyo. Saint Paul´s (la catedral de Londres) o Notre Dame (la catedral de París) tienen orígenes de este estilo, por ejemplo.

En este punto tengo que decir que más allá de no contarme entre los fans de la institución que estos edificios representan, no puedo no admirarlas por el arte que tienen encima, por el trabajo que costaron, por las mentes y manos tremendamente creativas que las imaginaron y las levantaron de la nada. 
Y si hablamos específicamente de esta, la Catedral de Milán, tengo que decir que es hermosísima. 



Un punteo sobre Il Duomo di Milano:
  • 579 años se tardó en construirla, y es la tercera iglesia más grande de Europa - después de San Pedro (Roma) y la catedral de Sevilla, en España -, y su estilo es el gótico tardío.
  • Su exterior tiene 135 chapiteles, 2245 estatuas (y casi mil más en el interior) y 96 gárgolas.
  • Su punto más alto es la aguja de la Madonnina (Levantada en 1772), de una altura de 108,5 metros, que ahora es uno de los rasgos principales de la catedral. Fue diseñada por Francesco Croce y luce en la cima una famosa estatua dorada que representa a la Virgen María. La Madonnina, obra en cobre dorado, de Carlo Pellicani fue inaugurada en 1774 (una réplica de ella se puede ver en el interior de la catedral, si les da ganas de apreciar detalles). La idea de poner una estatua de la Virgen en ese lugar era la de representar el momento en que es llevada al cielo por los ángeles.
  • Les cuento un fun fact? (Delen, amo los fun facts!): en las vísperas de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, la estatua dorada (que tiene una altura de 4 mts, como para que se den una idea de lo visible que puede resultar) fue cubierta con una tela gris verdosa para evitar que se convirtiera en un blanco fácil para los bombarderos. Así estuvo por 5 años, hasta que con el fin de la guerra, fue removida con una ceremonia el 6 de mayo de 1945.
  • La catedral de Milán es un templo muy grande (mide 157 metros de largo y 92 de ancho); tiene cinco naves, una central y cuatro naves laterales, soportadas por 52 pilares (uno por cada semana del año); está atravesada por un transepto, seguido por el coro y el ábside. La nave central tiene una altura de 45 metros - lo que hace que pararte ahí adentro sea realmente impresionante. Y algo muy bueno que tiene es que podés caminar libremente por casi toda ella, contrario a lo que sucede en otras catedrales italianas, que tienen una soga rodeando las naves, con lo cual lo que ves es bastante reducido (para los varios euros que te cobran...)

Il Duomo por dentro

     

             

Qué cosas les diría que noten del interior?
  • La estatua de San Bartolomé, de Marco da Agrate. Esta estatua es de 1562!, pero no solo por eso debe ser la más renombrada obra de arte de la catedral. Es bastante impresionante de ver por lo macabra, ya que representa a este señor (que creo que fue un apostol, los personajes religiosos son los que menos retengo, sabrán disculpar) que fue desollado vivo. Se lo representa sin piel: la misma le cuelga de los hombros y le cae por adelante como si fuera un manto.
San Bartolomé

  • El calendario solar que se encuentra en el piso, cerca de la entrada. Es el más grande del mundo, data de 1768, y fue usado durante siglos para poner en hora los relojes de la ciudad. Busquen una franja de bronce en el piso, ese es! Está colocada de tal forma que un rayo de sol la alcanza el 21 de junio, el solsticio de verano (y el día en que yo la visité).
  • Otra cosa sobre la que dirigir la atención es el órgano: Se construyó en Crema en 1938 y es el más grande en toda Italia. Y es muy hermoso, really. Me hubiera encantado escuchar cómo suena. 

El órgano 
  • Y por último, chequeen los vitrales (son 35 en total, contienen 3.600 escenas - alguna vez hablaremos del por qué de tantos de ellos en las iglesias de hace tantos años). Se restauraron no hace mucho, y los efectos que la luz hace en las naves de la catedral al pasar por ellos y todos sus vidrios de colores son muy bellos.
Vitrales

Vitrales detrás de la réplica de la Madonnina

De todos modos, tengo que decir que lo que más me gustó fue subir hasta el techo, por escaleras (siempre por escaleras, porque el ascensor definitivamente le saca todo lo climático a este tipo de visitas). 
Las estatuas y pequeñas agujas que se ven en el camino de subida son hermosas. 





Donatella y yo, entre contrafuertes, agujas y pináculos.


Y la vista de Milán desde ahí arriba es muy linda también.

Ver Milán desde las alturas





From the top



Tip a tener en cuenta si alguna vez andan por Milán y quieren visitar el Duomo: no se puede entrar a la Catedral con los hombros o las piernas por encima de las rodillas al descubierto, así que si la visitan en verano, llévense una pashmina para cubrirse. (Y esto corre para la mayoría de las iglesias en Italia. En el Duomo te dan una especie de capa para cubrirte - como esas que se usan cuando te hacen algún estudio -. En otras iglesias también, pero te los cobran; y en otras directamente no te dejan entrar si no estás cubierta).
Las varias modalidades de visita y sus valores los ven por acá: https://www.duomomilano.it/en/buy-tickets/



Bueno, basta de arquitectura, y pasemos a lo que realmente les interesa a muchos de ustedes cuando de Italia se trata xD
Después de pasarnos la mañana descubriendo il Duomo, Donatella me llevó a almorzar - en un muy La Dolce Vita-style - a la Terraza Aperol, que está sobre la Piazza del Duomo, prácticamente en frente del lateral de la Catedral, dándote una vista divina de todo el conjunto. Vista que nosotras acompañamos con un prosecco, y con esto...


Affetati misti (prosciutto di Parma, bresaola, pancetta e salame) pomodorini, gnocco fritto e mozzarella di bufala

El Prosecco, la vista desde la terraza, y yo



Después de un par de horas en este topetitoso lugar, me despedí de Donatella que tenía que tomar un tren de regreso a Torino, y seguí con mi descubrimiento del landmark más emblemático de Milán por su museo. 
Ahi ví replicas de estatuas en detalle, maquetas de la Catedral y una reproducción en madera que es una maravilla. 

El mini Duomo de madera

Por último, visité la Chiessa de San Gotardo in Corte. Esta iglesia chiquita fue terminada en 1336 y era una capilla del palacio de Azzone Visconti (de los Visconti les hablé apenitas por acá). Tanto el exterior como el interior fueron renovados posteriormente por el gobierno austriaco cuando este reinó en Milán, pero lo que se conservó tal cual fue el campanario, normalmente llamado "delle ore" (de las horas) porque ahí Visconti había hecho instalar un reloj, el primero de Milán.

El Campanario de San Gottardo in Corte

Mi día terminó en mi casa milanesa de esa semana, después de llegar hasta ahí caminando, haciendo parte de mi camino por:

 1- El Corso Vittorio Emanuele II - que algunas personas incluirían dentro del "quadrilatero della moda" -. Bien saben ustedes que Milán es una de las capitales mundiales del universo fashion, sin nada que envidiarle - de hecho todo lo contrario - a París y a New York. Esta vez caminé un sector bastante selecto (si bien no el más exclusivo y caro, que incluye Via della Spiga y Via Montenapoleone). 
Estas bellezas me crucé por el Corso: 


   
ME ENAMORÉ / NECESITO




2- Brera, el (a mi gusto) barrio más hermoso de Milán, del que trataré de hablarles en otro post, pero del cual les dejo algunas fotos:



 



Ya en mi casa, en la zona de Porta Venezia, a pocos pasos del Corso Buenos Aires, miré el segundo partido de Argentina en el mundial 2018 junto a una compañera de depto croata - sin mucho interés, debo decir, al igual que mi roomate, ¿pues a quién le importa el mundial cuando tiene en frente todo un país maravilloso que descubrir? 

Después de cenar y dispuesta a tener una noche de home life aprendiendo un poco más de mi libro de italiano, salí de mi habitación rumbo a la cocina para prepararme un té, y ahí me encontré a un alemán - por segunda vez en el día, la primera fue muy fugaz de hola-hola cuando llegué al departamento -. 
Muy extrovertido y sociable él, y con muchísimas ganas de charlar (si si, les juro que era alemán).

Les diré que hablamos largo rato esa madrugada, y que me hizo muchas preguntas.
Les diré que intercambiamos teléfonos para "tal vez conocer algo de Milán juntos". El tema es que su último día era el siguiente, y yo no podía hacer ninguna cita pues ya tenía una con el más hermoso ser que es, ha sido y siempre será: Mr. Eddie Vedder.
Les diré que se dejó echado a la suerte, y que me dijo que ojalá antes de irse el sábado pudiéramos coincidir en algún lado.
Y no les diré más, pues esa es otra historia...

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